lunes, 3 de enero de 2011

Capítulo 16 : Más allá de las palabras

Mi afinidad con Louis, pese al idioma era cada vez mas evidente y la gratitud que tenia hacia aquella familia, y hacia mi GRAN amiga Patricia, era enorme.
La madre de la familia se llamaba Marité, y me trataba como a una mas de la familia.
Allí aprendí a cocinar los platos típicos de Francia, por ejemplo los Crêps, me hice una buena cocinera y también, por que negarlo, una amante de ellos.
-Patri, Louis y yo , vamos a aprovechar que tengo el día libre y vamos a visitar la Torre Eiffel. ¿Te apuntas?- Me preguntó Patricia, la verdadera alumna de aquel curso de idiomas.
-No sé, Patricia, veo que quizás sea un estorbo..veo que tú y Louis, os echáis miraditas, y no quiero entorpeceros… Gracias de todos modos.
-¿Pero que dices , nena? ¿En serio piensas eso? ¿De verdad?-Su cara era de un asombro total
-Si..- Respondí un poco avergonzada, consciente del error de mi respuesta.
-Para nada. Louis es un hermano para mi, te lo prometo. Venga, vente con nosotros. Hazme caso, se lo que digo. Los franceses son unos romanticoNes- Y me guiñó el ojo.
*¿Cómo debo tomarme esa frase? Quizás vamos a quedar con alguno de sus amigos… No entiendo nada. De todas formas, me arreglaré y aprovecharé para conocer la ciudad del amor.
Eso hice. Me arreglé un poco el pelo, colocándolo todo en un lateral. Un jean, una camisa y mi bolso. LISTA.
*No creo que conozca a alguien interesante aquí. Hay muchas chicas guapas y yo no soy precisamente un bellezón.
Fuimos en el coche de Louis, por el camino pensé en llamar a alguien de mi familia, y quitarle la desesperación que posiblemente tenían. Estábamos a 15 de Septiembre y aun no habían recibido noticias mías.
Así que encendí el móvil después de mucho tiempo apagado y una avalancha de sms y de llamadas sin contestar me hicieron sentir culpable.
*¿A quien puedo llamar?
E inconscientemente escribí en un mensaje de texto.
--Estoy bien, no os preocupéis por mi. Me he marchado por propia decisión. No me busquéis por favor. Os quiero.--
Y lo envié a Guille.
Cinco minutos después, mientras íbamos aún montados en el coche de Louis, recibí una llamada, de un número desconocido.
Sorprendida, descolgué el teléfono.
-¿Bonjour? Digo…¿Dígame?
-Patricia,¿Dónde estás? Por favor no me cuelges…Te lo suplico. Llevo 5 días buscándote sin parar, no he dormido apenas, ni hhe comido, ni siquiera sé si sigo vivo. Por favor dime algo…- Y un llanto desconsolado, al otro lado del teléfono , hizo que se me encogiera el corazón.
-Pero…¿Por qué tienes ahora este número?-Intenté entablar otra vez la conversación
-¿Qué mas da eso ahora? Por favor, siento el momento en el que te hablé mal, en momento en el que giré la cara y rechacé tu beso, siento cada momento que estuve junto a ti, y no pude decirte lo que de verdad siento…- Silencio.
-¿Qué dices? Necesitas descansar…Verás me he marchado de mi casa, y me he alejado de todos vosotros por que solo os hago sufrir, y solo os meto en problemas…¿No habéis leído mis cartas?
-¿Qué cartas? ¿Donde están? ¿Donde?- Su voz sonaba muy desesperada.
-Tranquilo, están en mi habitación, y la otra no recuerdo dónde pero también está en mi casa.
-Gracias, muchas gracias. La policía me ha hecho sospechoso de tu desaparición, y por eso he tenido que cambiar de número el otro lo tengo pinchado por ellos, me registran todo lo que hago. Les llevaré tus cartas, y le diré que he tenido noticias tuyas, y me absorberán de todo.
-No, eso si que no. Ahora te lo pido yo , por favor. No quiero que sepan nada de mi, sólo que estoy bien y ya está.
-Pero ¿Dónde estás?
-Lejos, y no quiero volver…
-Vuelve, sólo te pido eso…Te necesito, o sea te necesitamos todos. Tus padres, están en tratamiento con un psicólogo, Paula está recayendo en la anorexia, yo…yo, yo estoy muy triste. Vuelve.
-Adiós. No digas nada de esto a nadie por favor… Un beso. Cuídate.
-Patricia, espera. Ten cuidado.
-Claro, lo tendré.
-Patri…
-¿Si?
-Yo…yo… Puff… Yo te…
Se cortó la llamada. Me había quedado sin batería.
Efectivamente, era Guille.
Seguramente no era importante aquello que me quería decir, ya que si lo hubiese sido, no le habría dado tantas vueltas y lo hubiese soltado.
Llegamos al destino. LA TORRE EIFFEL.
El monumento más visitado de Francia.¡ Era enorme !
Hacía sol, y brillaba gracias a los rayos de este. Era preciosa…El sitio ideal para unos enamorados.
Todos los alrededores estaban llenos de césped muy bien cuidado, y de extranjeros sorprendidos ante la belleza y perfección de aquel monumento.
-Esperadme aquí ¿vale? Voy a ir a comprar agua, estoy sedienta- Dijo Patricia.
-Vale, ¡vamos a ir sacando la entrada !-Le contesté
-¡OK! Vamos, estás muy guapa Patgicia-Me dijo Louis
-Gracias, tú también- Tuve la necesidad de girar la mirada, me dio un poco de vergüenza recibir halagos de aquel chico tan guapo…

Capítulo 15 : Más allá de las palabras

El chico abrió la puerta de la casa, y allí estaban ellos…Una gran familia que me acogía sin conocerme con los brazos abiertos…
¿Cómo era posible? No me conocían de nada…¿O quizás si? ¿Era yo la persona que ellos creían que era?
Sin duda alguna no, no era yo aquella persona, lo confirmé cuando alguien llamó a la puerta tras entrar nosotros.
Din don…
-Bonjour !! -Una chica muy parecida a mi , estaba detrás de aquella puerta. Su reacción fue de gran asombro.-Pero…¿Quién eres tú ?
*Vaya…es española.
-Hola, soy Patricia, creo que hay un gran error. Verás…
Y le conté todo lo que había pasado y ella me contó la parte de la historia que yo desconocía.
-Veras Patricia, ahora es el tiempo de los intercambios de estudiantes, y yo soy una de ellas. Louis creyó que eras yo, por que cuando hice la preinscripción mandé una foto, y como puedes ver, nos parecemos bastante. Me parece muy valiente lo que has hecho, pero viajar a un país desconocido, del que no conoces ni el idioma, es muy arriesgado y peligroso, creo que deberías volver.
-No, Patricia, de verdad. No puedo volver, todo acabará conmigo, es demasiado para mi.
En un instante de locura, del que ignoro el por que lo hizo, convenció a aquella familia contándole algunas mentirijillas y ellos en otro momento de inestabilidad psicológica pasajera, aceptaron.
Por las mañanas, Patricia mi tocaya, iba a clase de francés, mientras yo me quedaba en casa, intentando comunicarme con alguien, o bien haciendo compañía a la madre de Louis.
Mi dependencia del ordenador y del móvil, fue desapareciendo conforme iba pasando el tiempo.
Sabía que mi familia de verdad, estaban preocupados y que me estarían buscando, pero pensaba en ellos cuando tomé la decisión y ahora no podía echarme atrás.

Guille, Paula y la familia de Patricia.
 (Desde su punto de vista)Hablando Guille
Todo eso del chico de las rosas, y de la paliza y de las pruebas supuestas que aparecieron de mi, en el lugar de los hechos, preferimos dejarlas pasar, al menos por un momento. Hoy era el cumpleaños de Patricia. Si , aquella insoportable chica, que me traía por los cerros de la amargura. Patricia.
Todos estaban al tanto de la jugada. En el sótano de Patricia haríamos la fiesta sorpresa. Mi madre haría el pastel y mientras los padres de la protagonista, se hacían los dormidos , Paula la llamaría para sacarla de su casa. Y todos la sorprenderíamos en aquel lugar.
Casualmente su cumpleaños era la tarde siguiente a lo ocurrido en el parque, así que aproveché para quedarme en casa de Paula, e ir juntos a comprar lo que faltaba, durante la mañana. Avisé a mi madre, Minerva, de que se asegurase de que Patri no se enteraba de nada, y que le dijera que estaba en casa de un amigo. Y así lo hizo.
Durante la tarde, suponíamos que Paula había sacado de su casa a Patri, pero no fue así, ella había salido por su propia cuenta, así que tendríamos que llamarla para dirigirla al sótano.
Las cinco de la tarde, las seis, las siete, las ocho…Y Patricia no aparecía, por más que la llamamos a su móvil, no contestaba. La llamamos todos, al menos 17 veces.
Yo prefería no pensar en lo peor, en que el chico aquel , que la había seguido un par de veces, era la causa de su desaparición… por que la pelea que tuvimos no sirvió mas que para implicarme a mi en una paliza y hacer creer a todo el mundo que el chico de las rosas, no era aquella persona que yacía malherida en el parque .
Así que me dirigí al parque para volver a buscarla. También lo hice por los alrededores pero nada, no la encontraba.
Así que pensé que había llegado la hora de contarle a su familia lo del chico de las rosas…
 
Esta era su versión de los hechos…
.

Capítulo 14 : Más allá de las palabras

Al acercarme a aquel chico, muy amablemente se ofreció a ayudarme con las maletas.
Él hablaba, hablaba y hablaba, en francés ,obviamente y yo no entendía nada.
Por un momento dudé de poder fiarme de él, era muy raro todo lo que estaba ocurriendo, era muy rara la decisión que yo había decidido tomar,y si creéis que esto era lo único raro que iba a ocurrir en mi viaje al país de los
Crêps, Por otro lado pensé que ese chico se veía muy amable y simpático, pero mi previsualización de las personas, no tenía un buen curriculum.
*Bueno las cosas no pueden ir peor, de lo que van en mi vida…Lo seguí a paso ligero y firme, mientras él seguía hablando… De vez en cuando le
sonreía. Era lo menos que podía hacer.
Fuimos avanzando hasta llegar a otro tren, que en Francia, por lo que pude ver, se llamaba
TGV .Viajamos durante 80 minutos en el tren, de los cuales 70, los pasé durmiendo al lado de un chico francés muy guapo y desconocido.Al regresar al mundo real, recordé que no había mirado el móvil, y que ya hacía bastante tiempo que no estaba en casa.
17 llamadas perdidas, 5 sms y poca bateria…Esas eran las actualizaciones.
Miré las llamadas perdidas, bajo la atenta mirada de unos grandes ojos marrones a mi lado.
-C'est toi mére ? -Preguntó el chico mientras fruncía el ceño.
-Si, digo Oui, mi mére. Mon mére.
-Ah!! Trés bien !-Y sonrió.
Volví a mirar las llamadas perdidas, de las cuales 10 pertenecían a mi madre o a mi padre, 4 pertenecían a Paula,1 a Minerva , otra a Guille, y la otra última era un número oculto.
Pero…¿Qué?¿Una llamada de Guille?¿Guille estaba bien?¿Se había recuperado?Me encontraba, en un callejón sin salida, en el que tenia sólo dos opciones: O llamaba a alguien y le contaba mi buena o mala decisión o no llamaba, dejándolos a todos a la espera de noticias, pero sin problemas causados por mi.
Y elegí la segunda opción, en ese momento desconocía las consecuencias de mis actos repentinos, pero mi vida estaba repleta de altibajos, de desilusiones, y de falsas esperanzas. No tenía nada que perder.
En cada dejé dos cartas, ¿las habrían leído?
¡Demasiadas preguntas sin respuesta ni presente ni futura!
Durante unos minutos fijé la mirada en la pantalla del móvil:
-Patgicia ¿Tu est bien?- No sabía que contestarle, en realidad no sabía que me estaba diciendo, así que me limité a hacer lo mismo que otras veces. Le sonreí.
Por lo que pude ver, fue una buena opción, por que me contestó con otra sonrisa.
Ese chico me hablaba con mucha confianza, con mucha seguridad. Yo era alguien
El viaje finalizó. Bajamos del tren, yo sin maletas y él, con las mías.
Cogimos un taxi y andamos durante 15 minutos, que ocupé en ver el magnifico paisaje , al que me rendía a sus pies.
En un momento de lucidez, saqué el diccionario de francés-español y español-francés y le pregunté a mi acompañante que miraba por la ventanilla:
-Louis…em…
-Patgicia ! L’
Era el arco del triunf
La historia servia para algo.
Era muy bonito y las luces procedentes de los coches y la oscuridad de la noche francesa le daban una luminosidad digna de admirar.
Llegamos a una calle “Rue Emile Combes”, al lado del arco del triunfo.
Las casas que la conformaban eran blancas y de gran altura. El tejado y los marcos de las ventanas eran grises y las rodeaban un jardín muy bien cuidado
El taxi paró y bajamos de él , sacando las maletas.
-Bien, Patrigcia, vamos- Era la primera vez que lo escuchaba hablar español, aunque su acento era muy afrancesado. La pronunciación de la letra “i” era con la boca muy cerradita y los labios como si quisiera dar un beso. A penas movía los labios para hablar.
El chico abrió la puerta de la casa, y allí estaban ellos…Una gran familia que me acogía sin conocerme con los brazos abiertos…
¿Cómo era posible? No me conocían de nada…¿O quizás si? ¿Era yo la persona que ellos creían que era?
Arc de Triomphe!o,Napoleón Bonaparte decidió construirlo tras ganar en la Batalla de Austerlitz (1805).
estáis muy equivocados…

Capítulo 13 : Más allá de las palabras

Me estaba embarcando en un camino, del que desconocía el destino, del que desconocía el trayecto y del que conocía los viajeros que me acompañarían, pero todo era mejor, que cargar toda la vida con el peso que suponía el daño ajeno que causaba.
Había salido de casa con un jeans puesto, una camiseta de manga corta, una sudadera encima, y el pelo un poco alborotado. Bastante simple.
¿Dónde podía ir una chica con 16 años?
Desconozco el destino, al que la vida la puede llevar, pero si conocía un lugar al que siempre quería haber ido: FRANCIA.
Teniendo en cuenta que vivía en los alrededores de Murcia, el camino no podía ser muy largo.
Fui ,caminando, a la estación de trenes, media hora caminando, y con todas las maletas de sobrepeso.
-Hola, me gustaría sacar un billetes para Francia.
Un hombre bastante grueso, con barba de varias semanas, pelo canoso, y con bastante escasez de pelo, me preguntó mientras sostenía en su boca un puro,a pesar de que detrás suya ponía un cartel donde se prohibía claramente fumar:
-A ver chica-Se detuvo, para toser, a la vez que llenaba todo el cristal de la recepción de asqueroso humo- para cuando, en que vagón clase media o clase alta, en el lado de fumadores, de no fumadores…
-Para hoy, en clase media y en no fumadores.
-Así si. ¿En efectivo o en tarjeta?
-Efectivo.
-Vale, pues son 235 €.
Saqué la cartera y empecé a buscar..y a contar. Estuve un largo rato, contando.
-Aquí tiene 235 €-Coloqué todas las monedas en el huequecito del dinero.
-¿Me intentas tomar el pelo niña?-Fue la primera vez que se retiró el puro, para dirigirse a mi.
-No, lo siento. Es lo único que tengo.
-Supongo que dinero es. Aquí tienes ,el billete.
-Gracias.
Esa fue la última palabra que dirigimos.
El tren salía a las siete de la tarde, y aun eran las cinco menos cuarto, así que saqué el móvil del bolsillo de la sudadera, quizás esperaba una llamada que me detuviese antes de cometer esa locura, pero nadie llamó.
El tiempo transcurrió entre diccionarios de francés y entre música de los años 80.
Señores pasajeros el tren con destino Poitiers está apunto de llegar.Ante esa llamada entré en nerviosismo y este fue en aumento, conforme pasaban los minutos.
Unos chirridos muy fuertes estamparon contra mis oídos. El tren había llegado.
Monté en él y vi como una familia despedía a su hijo aventurero. Una chica lloraba desconsolada a los brazos de su chica, el cual reflejaba en su rostro tristeza y emoción. Una abuelita despedía con la mano a sus acompañantes y subía lentamente hacía el vagón.
Un niño pequeño, junto a su familia, saltaba literalmente al ver salir a un joven del tren, cargado de maletas y de bolsas de regalos.
El ajetreado modo de vida, parecía ralentizarse en momentos como estos.
En momentos llenos de sentimientos, en momentos de ilusiones, y de nuevas esperanzas, en momentos irrepetibles.
¿Y que hacía yo ? Apoyada en la ventana del tren, sentada en un asiento lleno de miles de aventuras y de recuerdos me lamentaba por no tener a nadie de quien despedirme…
El viaje en aquel vehículo, tan desconocido para mi, fue muy relajante.
Comí, escuché música, leí…
En apenas 11 horas me encontraba en mi lugar de llegada. Había olvidado mirar el móvil durante algún momento del viaje, pero sé que nadie me había echado en falta, aunque ya habían pasado mas de 12 horas, desde que había salido de mi casa.
Me pregunto si habrán encontrado la carta, si se habrán preguntado por mi, que estarán haciendo…Y es que aunque por muy mal que te lleves con tus padres, si alguna vez sales de casa, y no das ninguna información sobre donde vas, siempre te picará la curiosidad por saber que habría pasado si hubieses hecho lo contrario : QUEDARTE.
Mi viaje en tren había concluido. Salí del vagón me encontré con algo completamente distinto a lo que yo estaba acostumbrada a ver.
Para mi sorpresa , lo que más me llamó la atención no era todo aquella hermosura que lo invadía todo, lo que más llamó mi atención fue un chico moreno, bastante alto, al menos visto desde lejos, con un cartel en las manos:
PATRICIA
Me acerqué a él :
-Bonjour…em…
-¿Patgicia?-Mi nombre sonó en su voz de una forma muy peculiar, que me hizo sonreír- Oh la lá ! C’est super ! Je suis Louis.
Louis…¿Quién era Louis? ¿Y como sabia que me llamaba así? ¿Acaso me estaba esperando?

Capítulo 12 : Más allá de las palabras

Tengo que poner fin a todo. Soy la culpable de que Guille esté así, de que todo vaya por el mal camino, tengo que poner fin a todo. Yo comencé todos los problemas, yo los voy a terminar…
Desde que conocí a mis nuevos amigos, había cambiado mucho mi vida, y también había pasado por muchos momentos distintos, pero la mayoría de ellos habían sido momentos horribles, y momentos en los que de una forma y otra, las personas mas queridas para mí se habían visto involucrados en ellos, o se habían visto dañados por mis actos fácilmente criticables.
Todo era malo. No había nada bueno.
Miré el móvil para ver si Guille me había respondido. Esperaba una esperanza, una señal que me dijese que él no era aquella persona que había recibido la paliza… pero esa esperanza era inútil de esperar, por que nunca llegaría…
Al fijarme en la pantalla del móvil, recordé el día que era hoy… 10 de Septiembre.
Mi cumpleaños. ¿Quizás alguien se había acordado?
Es muy posible que la respuesta a esa pregunta fuese “nadie”. Había hecho bastantes cosas aquel día. Había Desayunado, me despedí de mi madre, estuve por la calle, visité a Minerva, volví a casa, me conecté al MSN, al tuenti…
Y nada. Absolutamente NADA.
Ni un triste “felicidades”, ni un solitario “pásalo bien”. Estaba mas que claro que este cumpleaños, no era el mejor de mi vida.
Hoy era un día, en el que se recuerda los cumpleaños anteriores, la amistades que ya no te acompañan, los sueños que has dejado atrás…
Y justo eso me estaba pasando a mi. Con esta reacción me dí cuenta de que era un poco masoquista, me resultaba reconfortable recordar otros momentos, aun sabiendo que ya no volverían.
Los cumpleaños en familia, acompañados de una tarta casera y leche con cacao para todos. Un cumpleaños feliz, muy desentonado, y muchos regalos comprados a la ligera. Eran buenos recuerdos.
Y justo ese día, iba a volver a perder lo poco que había conseguido.
Antes de nada me dirigí al estante colocado entre miles de peluches que impregnaban mi habitación con un olor infantil. Allí estaba, mi hucha.
Era una hucha bastante típica, de hojalata rosa fucsia y con el borde blanco. No podía calcular cual era la cantidad total de dinero almacenado, pero por el peso supuse que sería suficiente, de todas formas llevaba mi cartilla del banco, allí mamá guardaba todo el dinero que el ministerio de educación me había ido dando.
Más los intereses que esto generaba, es decir, un céntimo al mes…Menos da una piedra ¿no?
Durante el resto de mañana, seguí intentando llamar a Guille, con nulo resultado. Su madre tampoco me devolvía la llamada y por lo que supuse que había salido de casa. Era imposible contactar con ella.
Se acercaba la hora de almorzar y quería emprender mi camino, aun desconocido, después de la comida, así que comencé a hacer las maletas.
-¿Qué me llevo a un sitio, que desconozco?-Una sonrisita asomó por las comisuras de mis labios, soñadora imposible de apaciguar-Piensa Patricia, piensa. Un poco de todo será lo mejor.
Y así, lo hice.
Coloqué dos maletas sobre la cama. La primera era bastante grande, roja y con muchos bolsillos por el exterior. El interior era un poco mas serio, todo negro. Eran las que nos llevábamos a Málaga
La segunda era más pequeñita. Rosa con un dibujo en el centro de Hello Kitty y pequeños lunares alrededor blancos.
En la grande metí ropa de invierno: Varios jeans, chaquetas de chándal, jersey de cuello de cisne, deportivas, bufandas y un abrigo.
En la mas pequeña, puse la ropa de verano: Pantalones cortos, camisetas de manga corta, sandalias, un bikini y toalla grande de playa. Por supuesto también puse un cepillo de dientes, otro para el cabello, ropa interior… En fin lo necesario.-¿Lo necesario para qué? ¿Qué quieres hacer Patricia? Pues no lo sé…
Durante el almuerzo se notaba en el ambiente un tono de tranquilidad y armonía que nunca antes se había sentido. Todo transcurrió con normalidad, a pesar de no ser un día normal. Era mi cumpleaños…
-La comida está deliciosa mamá. Haces un cocido buenísimo- Intentaba mantener
unas palabras agradables con ella antes de…
-Pero Patricia, serás mentirosa… si a ti no te gusta el cocido-Replicó ella
-Bueno, pero hoy está buenísimo..-Seguía insistiendo yo.
-Vale cielo. Gracias. Pasado mañana lo pondré otra vez, si te ha gustado tanto.Quien sabe donde estaré yo pasado mañana…
Terminamos de comer y recogí toda la mesa, algo poco habitual en mi.
Eran las 4 de la tarde.
Todos se fueron a dormir la siesta. Era mi momento estelar… Pero antes de ello, quería dejar algún recuerdo mío. Y así lo hice…
Dejé dos cartas. Una en el salón y otra en mi habitación. Cogí el dinero, las maletas y bajé lentamente las escaleras, no sin antes despedirme de cada uno con un beso…