lunes, 3 de enero de 2011

Capítulo 12 : Más allá de las palabras

Tengo que poner fin a todo. Soy la culpable de que Guille esté así, de que todo vaya por el mal camino, tengo que poner fin a todo. Yo comencé todos los problemas, yo los voy a terminar…
Desde que conocí a mis nuevos amigos, había cambiado mucho mi vida, y también había pasado por muchos momentos distintos, pero la mayoría de ellos habían sido momentos horribles, y momentos en los que de una forma y otra, las personas mas queridas para mí se habían visto involucrados en ellos, o se habían visto dañados por mis actos fácilmente criticables.
Todo era malo. No había nada bueno.
Miré el móvil para ver si Guille me había respondido. Esperaba una esperanza, una señal que me dijese que él no era aquella persona que había recibido la paliza… pero esa esperanza era inútil de esperar, por que nunca llegaría…
Al fijarme en la pantalla del móvil, recordé el día que era hoy… 10 de Septiembre.
Mi cumpleaños. ¿Quizás alguien se había acordado?
Es muy posible que la respuesta a esa pregunta fuese “nadie”. Había hecho bastantes cosas aquel día. Había Desayunado, me despedí de mi madre, estuve por la calle, visité a Minerva, volví a casa, me conecté al MSN, al tuenti…
Y nada. Absolutamente NADA.
Ni un triste “felicidades”, ni un solitario “pásalo bien”. Estaba mas que claro que este cumpleaños, no era el mejor de mi vida.
Hoy era un día, en el que se recuerda los cumpleaños anteriores, la amistades que ya no te acompañan, los sueños que has dejado atrás…
Y justo eso me estaba pasando a mi. Con esta reacción me dí cuenta de que era un poco masoquista, me resultaba reconfortable recordar otros momentos, aun sabiendo que ya no volverían.
Los cumpleaños en familia, acompañados de una tarta casera y leche con cacao para todos. Un cumpleaños feliz, muy desentonado, y muchos regalos comprados a la ligera. Eran buenos recuerdos.
Y justo ese día, iba a volver a perder lo poco que había conseguido.
Antes de nada me dirigí al estante colocado entre miles de peluches que impregnaban mi habitación con un olor infantil. Allí estaba, mi hucha.
Era una hucha bastante típica, de hojalata rosa fucsia y con el borde blanco. No podía calcular cual era la cantidad total de dinero almacenado, pero por el peso supuse que sería suficiente, de todas formas llevaba mi cartilla del banco, allí mamá guardaba todo el dinero que el ministerio de educación me había ido dando.
Más los intereses que esto generaba, es decir, un céntimo al mes…Menos da una piedra ¿no?
Durante el resto de mañana, seguí intentando llamar a Guille, con nulo resultado. Su madre tampoco me devolvía la llamada y por lo que supuse que había salido de casa. Era imposible contactar con ella.
Se acercaba la hora de almorzar y quería emprender mi camino, aun desconocido, después de la comida, así que comencé a hacer las maletas.
-¿Qué me llevo a un sitio, que desconozco?-Una sonrisita asomó por las comisuras de mis labios, soñadora imposible de apaciguar-Piensa Patricia, piensa. Un poco de todo será lo mejor.
Y así, lo hice.
Coloqué dos maletas sobre la cama. La primera era bastante grande, roja y con muchos bolsillos por el exterior. El interior era un poco mas serio, todo negro. Eran las que nos llevábamos a Málaga
La segunda era más pequeñita. Rosa con un dibujo en el centro de Hello Kitty y pequeños lunares alrededor blancos.
En la grande metí ropa de invierno: Varios jeans, chaquetas de chándal, jersey de cuello de cisne, deportivas, bufandas y un abrigo.
En la mas pequeña, puse la ropa de verano: Pantalones cortos, camisetas de manga corta, sandalias, un bikini y toalla grande de playa. Por supuesto también puse un cepillo de dientes, otro para el cabello, ropa interior… En fin lo necesario.-¿Lo necesario para qué? ¿Qué quieres hacer Patricia? Pues no lo sé…
Durante el almuerzo se notaba en el ambiente un tono de tranquilidad y armonía que nunca antes se había sentido. Todo transcurrió con normalidad, a pesar de no ser un día normal. Era mi cumpleaños…
-La comida está deliciosa mamá. Haces un cocido buenísimo- Intentaba mantener
unas palabras agradables con ella antes de…
-Pero Patricia, serás mentirosa… si a ti no te gusta el cocido-Replicó ella
-Bueno, pero hoy está buenísimo..-Seguía insistiendo yo.
-Vale cielo. Gracias. Pasado mañana lo pondré otra vez, si te ha gustado tanto.Quien sabe donde estaré yo pasado mañana…
Terminamos de comer y recogí toda la mesa, algo poco habitual en mi.
Eran las 4 de la tarde.
Todos se fueron a dormir la siesta. Era mi momento estelar… Pero antes de ello, quería dejar algún recuerdo mío. Y así lo hice…
Dejé dos cartas. Una en el salón y otra en mi habitación. Cogí el dinero, las maletas y bajé lentamente las escaleras, no sin antes despedirme de cada uno con un beso…

No hay comentarios:

Publicar un comentario