miércoles, 23 de febrero de 2011

Capítulo 17 -Más allá de las palabras-

Me sentía impotente. Había recibido una llamada de Patricia, y no sabía que hacer.
Me dijo que , antes de marcharse por propia voluntad, había escrito dos cartas, una de ellas estaba en su habitación.
Mi vida, estaba echa un completo lío, era el sospechoso de la desaparición de una chica que se había ido por propia voluntad, tenía cargos policiales por la paliza a aquel hombre en el parque, por que ellos no tenían pruebas de que él intento hacer daño a Patricia, solo tenían pruebas en mi contra, la sangre en el rosal, algún vecino que me describió, y para tener pruebas en su contra necesitábamos a Patricia, y casualmente ella, había desaparecido y la última persona a la que llamó había sido a mi.
Encaje todo o no, estaba metido en un gran lío, con fuerzas de la seguridad y el orden de por medio, así que tomé la decisión de leer las cartas de Patricia, antes de decir nada a nadie.
Fui a su casa,y llamé al interfono, una voz masculina y lúgubre me contestó al otro lado.
-Quién es- Ni siquiera hizo la entonación para una pregunta.
-Soy Guille,¿puedo entrar?
-No, tenemos ánimos Guille… Hasta luego
-Por favor. Tengo noticias- Había dos personas al otro lado , contestándome, ya que al pronunciar esas palabras, la voz cambió y el tono de contestación también, ahora era de enfado.
-Espero que no estés riéndote de nosotros Guille, sube.
Mientras subía, pensaba en como podía contarlo todo, posiblemente pensarían que estoy loco, pero tenía que intentarlo.
Llegue y al entrar me dio un escalofrío. Justo en el mueble de la entrada, que tenia un gran espejo, había una foto de Patricia, estaba realmente guapa. Sus padres había puesto flores y velas alrededor y el echo, de que la daban por pérdida provocó ese repelús.
La casa estaba muy oscura, las persianas bajadas, y la televisión apagada. Se respiraba olor a polvo y a descuido.
-No quiero molestarlos, pero tengo que deciros que Patricia está bien, no sé como ni por qué, ayer me llamó. Creo que no sabía que era yo. Se ha ido libremente , dice que solo nos causa problemas a todos, que está bien, que no la busquemos ni la llamamos. Se extrañó cuando me preguntó por unas cartas y le dije que no sabía nada.
-¿Unas cartas ?¿Que cartas?-Dijo su madre levantándose del sillón.
-Una dice que está en su habitación, encima del escritorio y la otra no recordaba dónde
Los padres sin decir nada, fueron veloces a su cuarto.
Estaba todo, tal y como lo había dejado ella. Cajones abiertos, armarios con la ropa sacada, el escritorio lleno de cosas y con un hueco en el centro, del portátil, donde se encontraba la carta. Estaba doblada por cuatro veces, quedando una carta pequeña. En el centro ponía mi nombre : GUILLE.
El padre de Patricia, cogió la carta y la comenzó a leer.
-No, no la leas, es para él. Nosotros no tenemos por que leerla- Dijo su esposa, casi susurrando
-¿Cómo me pides que no la lea? ¿Acaso no ha sido su culpa? Él nos tenia que haber dicho lo que pasaba todas las noches -Sus chillidos iban aumentando-que ella se iba al pueblo, en aquel parque.
-NO seas cabezón ni testarudo. Dale la carta, es suya
Ambos salieron de la habitación y yo me quedé allí con la carta en la mano. Sentado en su cama.
 


 
Sus palabras hicieron que una lágrima cayese sobre el papel, borrando un poco la tinta del bolígrafo azul…
¿Cómo puede pensar eso? Está totalmente equivocada… No había sido la paliza para mí, yo se la había dado a él, el cumpleaños era una sorpresa se la estábamos preparando… Tengo que volver a hablar con ella.

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